miércoles, 16 de noviembre de 2011

Escribir como terapia.

Ayer un profesor enunció estas palabras. Las pronunció tan cerca de mí, que parecía que el resto de las 40 personas no estaban en clase (también tuve esa sensación esa misma mañana en el cole, y no en la universidad, cuando un conferenciante sobre "slow food" sugirió un posible futuro a los 25 años [casualmente] surtido de achaques).

Escribir como terapia... Reniego de ello hoy, pero a las 7 de la mañana aquí estoy, tecleando y poniendo en peligro la posiblidad de tener un desayuno.

El profesor del que hablaba al principio nos sugería con pasión que trasladásemos nuestras ideas al papel, en busca de la ciencia! en búsqueda de la concreción, del autoanálisis. Muy válido para un TFM, urgente; aún así... ¿me sé ya esa lección? Es muy insolente por mi parte pensar que "superé" esa etapa, como si de un videojuego se tratase. Mi argumento principal no sólo ha sido la falta de tiempo o de la sensación de no avanzar, volver a los mismos puntos y hablar en un idioma que parece carecer de significado, parecerse demasiado, perderse; también el hecho de vivir por mí misma, más allá del papel, de la pantalla, como a quien le quitan las ruedecillas de la bici y, cuando logra su acometido, termina desvalijándola él mismo primero el dinamo, luego las grandes ruedas, el cuadro y todo el equipo; o, simplemente, la lleva al trastero para que las telarañas la disfruten, siempre, claro, con el ánimo de arrancárselas en un futuro subjuntimalavado.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Paradojas de la oscuridad


Génesis de lo inhóspito, parpadeos absurdos, suspiros irracionales; no hay nada mejor que la oscuridad para clarificarlos, o para cegarlos en la más lejana de nuestras conciencias. Porque tenemos varias y las usamos según la que nos compense más en cada momento, la que nos pille más a mano, o no? No pretendo provocar a nadie, por mucho que me guste chinchar a amigos en conversaciones de madrugada, dispuestos a posicionarnos aún más en nuestras convicciones. Por mucho que las disfrute, no les concedo a esas ideas tanta importancia, a pesar de que la dramatización diga lo contrario [aunque la próxima vez que nos encontremos, lo negaré todo].


A lo que me refiero es a aquello que se encuentra tras el cristal, aquello que nadie puede ver, ni si quiera los príncipes y princesas que habitan estos castillos, ni sus fantasmas, ni sus maltrechas almenas. En ocasiones, merece la pena caminar por aquellos recovecos descuidados, los que pueden aguarecernos o destruirnos, depende de cada uno; escuchar, con miedo o predisposición, el crujir de las maderas, tantas veces transitadas por nuestros pies o admiradas por nuestros ojos, en un alarde de intuición, pues los pequeños halos de luz externos no irrumpen con demasiado descaro [no hoy], permitiéndonos descubrir con el oído, desviando la atención de lo superfluo, dando forma a lo que realmente deseamos ver.


Discriminar, difuminar aún más lo difuso, fundirlo en el resto de la oscuridad, para conseguir mayor nitidez en lo anhelado. Ahora sí, podremos abrir la ventana y respirar, o volver a la cama, a escuchar los ecos de las voces que amamos, en presente y/o pasado; a deliberar itinerarios futuros, cruzadas más o menos fantásticas; a contemplar sin más o a dormir sin soñar.

martes, 29 de marzo de 2011

La mujer del Doctor.


¿Habéis visto “The Time Traveler's Wife”? La protagonista siempre hace pelis de llorar desconsoladamente. Me sé de uno que no pudo reprimirse :P

El día X, el día de la tesis, yo no fui de los que lloré, no lo hice con lágrimas, pero sí que sonreí mucho, muchísimo. De hecho, todos lo hicimos, las anécdotas del “Doctor Muerte” no tienen fin! Aunque “su mujer” tampoco se quedó atrás... lo que hubiese pagado por tener LA FOTO: el tribunal nos convoca de nuevo en la sala, nos ponemos en pie solemnemente y nos anuncian el “CumLaudeUnánime” mientras el público sostiene/cata sus piruletas de rojo corazón... (En cine, identifíquese la piruleta como libro sagrado sobre el que se jura testimonio).

Gracias a todos, a alumnos, compañeros, amigos y demás discípulos&senseis, incluso a los que no pudieron estar. No hablo sólo de los que no lo hicieron por causas de trabajo o por estar completo el aforo (tranquilos, no voy a empezar a enumerar), lo que me recuerda el comentario de Pau ante mi descaro por ofrecer una piruleta a un distinguido miembro del tribunal... que lo sepas, en la comida sí que las cogieron! Y me tuvieron en palmitas :)

Repito: gracias también a los que “no” estuvieron, aunque nunca lo leáis. Estas líneas son para vosotros. La tesis no ha sido esfuerzo de un día, ni de una semana, no ha sido un resumen, ni si quiera un año, ha sido más de un lustro (algo más). Dicho así suena a poco, para mí ha sido toda una vida. Llevo ocho años en la universidad y el tiempo a veces parece tan reciente y otras tan lejano, que ver como público a todos mis antiguos profesores, os trajo a “vosotros” allí también.

Un beso y un abrazo,

se despide una “mujer florero” feliz.


Pd: la foto no es mía. Y si vais a plagiarme la idea esta, tened en cuenta los posibles peligros a la hora de implementarla, dependiendo del tipo de evento... Si queréis ir más allá, ahí va algo para ser malote-malote http://www.ocompras.com/alimentacion/curiosa-piruleta-vudu