jueves, 17 de enero de 2008

“Sin Horizonte”







Así la titulé. No gané el premio al que lo presenté, aunque el matemático de los ojazos azules me eleve al séptimo arte… (no siempre tienes razón, aunque nos convezcas de lo que sea siempre, pero sigues siendo GUAY, el Put.A, .. etc etc etc)

No sé si se percibe bien a simple vista, pero es el penal del Dueso. Detrás: la niebla y el mar. No se ve Santoña nevada todos los días!


Una gran filósofa me repitió hace poco que “tu libertad termina donde empieza la del otro”. Que en ocasiones no veamos nuestro horizonte con claridad, no nos da derecho a cautivar al resto bajo nuestra “libertad”. Sé que puede resultar chocante compararlo con aquel que se ampara en la democracia para infiltrarse en ella y destruirla, pero no deja de ser un símil.


A veces, las presiones, los sometimientos, nos sirven para preservar la normalidad, construir, en contra de lo que pueda parecer. Merece la pena. Pero otras, no sólo lo parecen, jugar a subyugar puede cansar. Hastiar. Toda paciencia tiene su límite. Es peligroso discernir, la dicotomía no existe. Ni si quiera sobre los “libertadores”, sólo puedes catalogar si los quieres o no. Los quieres, si no ni si quiera te lo plantearías, omitirlos no resultaría difícil. No lo ve igual quien está dentro que quien está fuera, ni si quiera lo ven igual quienes están del mismo lado sin saberlo.
Quizás, más allá de la alambrada, la niebla no resulte tan amenazante.

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